La sucesión de una empresa familiar de una generación a la siguiente es un motivo de orgullo. Sin embargo, la realidad es que también puede ser una fuente de conflicto.
Tan solo un tercio de las empresas familiares llegan a la segunda generación; de estos, solo el 10% sobrevive hasta la tercera generación y el 5% hasta la cuarta.
Esta alta tasa de mortalidad se debe a varias causas. Al identificarlas de manera oportuna, las empresas familiares pueden asegurar su continuidad.
El desafío de la primera generación
El relevo generacional más difícil e importante es de la primera a la segunda generación.
La segunda generación generalmente quiere implementar estructuras y administración más formales para crecer y escalar. Esto puede estar en desacuerdo con el estilo de gestión y liderazgo natural de la primera generación.
Así pues, es importante comprender que cada generación tiene diferentes prioridades en lo que respecta a la propiedad, la gobernanza, la gestión y la estrategia futura.
Cuando las prioridades no están alineadas o entran en oposición directa, puede amenazar la estabilidad de la empresa y de la familia.
Por lo tanto, la gestión de las diferentes expectativas de cada generación es crucial para garantizar una transición fluida y una perspectiva próspera.
¿Cómo se puede lograr una transición fluida de poder y responsabilidad?
Para garantizar la continuidad, es fundamental adoptar mecanismos adecuados de gobernanza empresarial que también se adapten a la propia familia.
Dichos mecanismos pueden evitar que surjan conflictos y, si es necesario, facilitar su resolución. El objetivo es evitar que los problemas se propaguen de una esfera a otra.
Es muy recomendable que, para asegurar el éxito de la transición de una generación a otra, se elabore un plan de sucesión.
Las familias deben estar bien preparadas para compartir espacios de liderazgo y llegar a acuerdos. Un proyecto empresarial a largo plazo es un esfuerzo de equipo, no una búsqueda individual.
El respeto y la comunicación constructiva, en espacios formales diseñados para tal fin, son necesarias para crear cohesión entre las personas y en torno al proyecto.
Igualmente es importante la compleja tarea de diferenciar los distintos roles de cada miembro; Además, la familia, la propiedad y la empresa no deben confundirse.
La sucesión
El relevo generacional es un tema clave que afecta a dos áreas: la gestión y la propiedad.
Con respecto a la sucesión en la gestión, es fundamental compartir un objetivo común. Con eso resuelto, se vuelve más sencillo definir el perfil de la persona ideal para tomar el control.
En cuanto a la sucesión de propiedad, es fundamental pensar en términos de gobernabilidad para no crear situaciones complicadas en el futuro, por ejemplo, confundiendo los valores personales y familiares con las necesidades de la empresa.
Si el espíritu emprendedor logra trascender a la generación fundadora, el camino hacia la continuidad estará pavimentado con éxito. Sin emprendedores no puede haber empresa.
El relevo generacional debe preservar la verdadera esencia del negocio mientras se busca un equilibrio permanente entre la sabiduría de los mayores y la energía y creatividad de las generaciones más jóvenes; entre el corto y largo plazo, entre la táctica y la estrategia, etc. El equilibrio es siempre el mejor aliado.
Es importante que las empresas den un paso atrás, recuerden sus verdaderos objetivos y eviten que los asuntos del día a día empañen su perspectiva.
Esto les permitirá reflexionar sobre cómo y cuándo entregar las riendas a la próxima generación y cómo preparar a accionistas responsables y bien formados a través de la educación y la experiencia de la vida real.
20 años trabajando con familias empresarias, respaldan nuestra experiencia y conocimientos.