Han pasado más de 30 años y ahora me pregunto ¿cómo llegué aquí?

La respuesta a esta pregunta no es fácil. Han pasado muchas cosas. Recuerdo cuando invertí mis pocos ahorros para abrir una pequeña bodega y empezar a comercializar productos de consumo popular. No tenía nada y no tenía a nadie. Ahora me cuesta trabajo pensar que compraba, vendía, entregaba, cobraba y pagaba, y con el remanente vivía, si se puede decir así. Las limitaciones en casa eran muchas, pero el apoyo de mi esposa era mayor y empecé a salir adelante. En esa época todo lo hacía yo.

Empecé a contratar empleados, algunos de los cuales siguen trabajando hoy conmigo, y empecé a importar por mi cuenta. Es increíble cómo la necesidad te lleva a hacer cosas que no sabías cómo hacerlas y que con base en la prueba y error fui aprendiendo y creciendo.

A la par del nacimiento de mis hijos, la empresa fue creciendo. Reconozco, no con mucho orgullo, que el sacrificio, el trabajo hasta altas horas de la noche, los fines de semana e incluso las cortas vacaciones me impidieron ver crecer a mis hijos, jugar con ellos, ayudarles en las tareas y acompañarlos a la escuela. Al final, logré tener un patrimonio importante que nos ha servido a mi familia y a mí a tener ciertos lujos y, sobre todo, a asegurar la educación de mis hijos, pero por otro lado fueron muchos los sacrificios.

Después de tantos años, lamentablemente, las cosas no han cambiado y sigo operando la empresa como aquel primer día, aunque ya no tengo la juventud y fortaleza de antes. Tengo una empresa rentable, líder del mercado a la que deseo ver continuar y trascender. Por el lado mi familia tengo 3 hijos profesionistas, exitosos y felices y una esposa a mi lado apoyando todo el tiempo.

¿He hecho las cosas correctamente?  

No lo sé. Hubiera querido que mis hijos se incorporaran a la empresa, pero no hice las cosas de la manera adecuada para lograrlo. Estoy solo y me cuesta trabajo pensar en la sucesión aunque ya quisiera retirarme. En resumen, soy un empresario exitoso y feliz con lo que veo que he construido a través de los años, pero solo.

Tomando en cuenta lo que logré y lo que no logré quiero hacer las cosas diferentes.

Llegó el momento de hacer mi bucket list. ¿Qué es un bucket list? Es una lista de acciones que debo hacer para lograr la trascendencia de mi empresa en un proceso de sucesión y el aseguramiento del patrimonio y la armonía en la familia. La tarea no ha finalizado. Voy a poner manos a la obra:

  1. Decidir cuándo me voy a retirar.
  2. Preguntar a mi familia su opinión.
  3. Pensar en el beneficio de la empresa al pensar en la sucesión.
  4. Buscar el talento en la familia para tener un sucesor.
  5. Seleccionar a un sucesor profesional, comprometido y honesto que entienda mi visión y adopte mis valores y filosofía.
  6. Capacitarlo y transmitirle mis conocimientos, experiencias, contactos y secretos.
  7. Implementar el gobierno corporativo en la empresa.
  8. Desde la posición del presidente del consejo de administración, ver el rumbo que toma mi empresa.
  9. Apoyar a la empresa con proyectos especiales que me permitan seguir siendo una persona activa y creativa.
  10. Distribuir mi patrimonio de manera justa.
  11. Coadyuvar a la armonía familiar; viajar, convivir y gozar la vida con mis hijos, nietos y esposa.
  12. Escribir mi legado.

Te invito a que tú hagas tu propio bucket list.

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